Víctimas de una realidad.
Ese niño, sentado en la vereda, con la vista perdida, mirando fijo, no está mirando, sólo sueña despierto con algo que pocas veces tuvo, una navidad con arbolito, pesebre y regalos traídos por Papá Noel. “Si yo me porté bien, le escribí una carta y no me trajo nada” pensaba el niño buscando la explicación sin respuesta. Los acordes lejanos de un villancico le decían que la próxima navidad estaba cerca y una nueva desilusión volvería a golpear su sueño navideño. Sus padres lo motivaban a escribirle a Papá Noel, le decían que siempre traen regalos a los niños pero que a veces no le da tiempo a repartirlos todos. Pero él pensaba que no se lo merecía, la última vez no le trajo aquel coche a radio control de fórmula 1, le trajo una pavada chiquita. A lo mejor se confundió, pensó. Se levantó y caminó, caminó sin destino, para seguir imaginando como sería una navidad perfecta.
Él no tiene la culpa, claro está, sólo le tocó en desgracia la suerte que hoy tiene y formar parte de una lamentable estadística que golpea una vez más la reputación de gran país que siempre ostentó Argentina. A partir del año 2002, Argentina sufrió una agudización de su crisis socioeconómica, con 73,5% de niños pobres y más de la mitad de ellos, indigentes. Desde la gestación y hasta los tres años, las deficiencias nutricionales ocasionan secuelas irreversibles en el crecimiento y desarrollo corporal y cognitivo.
Un estudio realizado por el Centro Para la Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) revela que las provincias del NEA y NOA son las que tienen más niños con bajo peso y desnutrición cónica. En este sentido el estudio evidencia la inequidad interprovincial que existe entre los indicadores sanitarios y nutricionales en Argentina. Así, la brecha respecto al bajo peso es de hasta tres veces entre la provincia que se encuentra en mejor situación (Chubut, con 2,9) y la que se halla en condiciones más desfavorables (Misiones con 7,7). En tanto las cifras no son tan oscuras respecto a la desnutrición crónica donde se registra 5,5 puntos sobre Formosa con 5, 2; Santa Fe con 6,3 y Corrientes con 5,9. Respecto a la desnutrición aguda el macabro ranking es liderado por Mendoza con 3,6 a la que le siguen la Ciudad de Buenos Aires con 2,4 y San Juan con 2, 3. Misiones en tanto figura con 1,8.
"Las provincias del Norte presentan peores condiciones socioeconómicas, como también nutricionales. En las del Sur los indicadores muestran datos menos alarmantes. Misiones y Corrientes tienen la mayor proporción de menores de seis años con bajo peso, y en Santa Fe y Corrientes están los mayores porcentajes de desnutrición crónica", dice el documento.
Por otro lado establece que la obesidad es producto de la malnutrición. Así explica que los menores de bajos recursos logran acceder a los alimentos de forma cualitativa y cuantitativamente ineficientes; que la alimentación compuesta mayoritariamente de hidratos de carbono (cereales y pan) y productos concentrados en azucares y grasas de origen animal omitiendo las frutas, las hortalizas, los lácteos y los aceites vegetales. También sentencia que los programas alimentarios no se ajustan a la "calidad nutricional que llega de parte del Estado" y sigue siendo "inequitativa ya que aportan alimentos que no rehabilitan cualitativamente la desnutrición predominante".
Entre las consideraciones finales del informe del CIPPEC se expresa que "la deficiencia de micronutrientes sostenida en el tiempo, así como la suma de episodios de desnutrición aguda, puede derivar en baja talla para la edad. Esta problemática resulta irreversible ya que, si bien el niño puede recuperar el peso, la baja talla no se ve modificada. Para prevenir estas deficiencias, en el año 2000, primero por decreto y luego con la aprobación de la Ley 25.459, se dispuso la fortificación de la leche distribuida a través de los programas alimentarios nacionales con hierro, zinc y vitamina C. Dos años después, la Ley Nº 25.630 aprobó el enriquecimiento de las harinas, debiendo contener ésta hierro, ácido fólico, tiamina, riboflavina y niacina. La fortificación con hierro se orienta a combatir la prevalencia de anemia oculta. De acuerdo a los datos de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, la anemia afecta principalmente a los niños más pequeños (de 6 a 23 meses) y a las mujeres embarazadas.
Ese niño, flacucho y de vientre abultado, demasiado pequeño para su edad, de cara triste y andar lento y titubeante vuelve de su paseo. En aquella desvencijada casa con trapos que hacían de puerta y chapas que simulaban un techo lo esperaba su madre y muchos más hermanos, que al igual que él, querían seguir soñando con una navidad con regalos y arbolito. Se sentó junto a su madre, le tomó la mano y con una tímida sonrisa y su voz finita le dijo: “te quiero mamá”. Esa madre sintió húmedos sus ojos y estrujado su corazón. Lo abrazó fuerte y no dijo nada, no podía, sólo levantó la vista al cielo, como buscando una respuesta. Aquel niño, sólo quería seguir soñando. Lo que no sabía es que personas desconocidas para él, movidas por la solidaridad y un gran corazón llegarían hasta su pueblo llevando regalos para él y sus hermanos. Para él, serán los regalos de Papá Noel.